Carta para navidad
- Daniela María Vargas R.
- 24 dic 2017
- 3 Min. de lectura

Aquí estoy sentada una vez más, escribiéndoles dos días antes de navidad, por si se preguntaban…
Sí, sigo encantada en la magia innata de la época que con el brillo de sus luces y al son de sus melodías, me contagia irremediablemente de nostalgia y emoción. Como si el verde y el rojo, protagonistas del momento, tuvieran el poder de abrir cada pequeño poro de mi ser y listo para recibir millones de emociones, cientos de sonrisas y “Feliz navidad” que se convierten en energía pura para el alma.
Y no me digan que esa magia no existe, que es una oportunidad más para que el consumismo nos absorba o que me quedé viviendo en la película “El expreso polar” donde definitivamente la campanita sonó en mi corazón. La magia es real. Detente un segundo en la calle, observa a tu alrededor cómo la gente sonríe más de lo normal. Escucha cómo hay multitudes de buenos deseos dentro de las tiendas, los cafés y los restaurantes. Abre muy bien sus ojos y percibe cómo las miradas brillan más de lo normal y cómo poco a poco, alma por alma, todos entramos dentro de esa magia.
Esta época feliz donde cada uno es protagonista a su manera de su propia navidad. Unos se vuelven Santa y dedican horas a elegir regalos. Otros son elfos y se quedan en el taller fabricando sus propias obras de arte. Otros se buscan un lugar secreto y un momento oportuno para empacar todo sin ser descubiertos. Otros son héroes y se ponen en la tarea de indagar los deseos de pequeñas almas inocentes y los hacen realidad. Todos con una misión secreta, cada uno con el deseo profundo de sorprender, de provocar sonrisas, de contagiar felicidad.
Hace mucho aprendí algo que cambió mi vida y lo aprendí de aquellos que llamo héroes y de la misma navidad, y es que dar es mejor que recibir. Sí, por mucho años fui una de esas heroínas, soñaba despierta con hacer realidad los deseos de aquellos pequeños que no tenían una navidad con lindos regalos, aunque tenían la fortuna de tener un alma pura que desea con anhelo y recibe con amor. Y en un principio le daba gracias a Dios por ponernos en la vida de esas personas que podíamos hacer felices; hasta que un día entendí que eran ellos los que nos regalaban a nosotros, eran ellos los que en unas horas nos llenaban de felicidad, ellos fueron los que me enseñaron entre muchas cosas a cuidar el alma de niña que siempre estará dentro de mí.
Esta navidad les comparto todo lo bonito que mi corazón produce mientras se disfruta el éxtasis del momento. Y con esta carta los invito a que se sumerjan en la maravillosa sensación de dar, de regalar, de compartir con el mundo lo mejor que hay en ustedes como profesionales, como amigos, como personas, como niños. Regalen sonrisas y buenos deseos desde el corazón. Pónganse en la tarea de cumplir el anhelo de un desconocido. Piensen ustedes para qué son buenos y hagan algo bonito para darle a alguien más. Regálense a ustedes mismos la oportunidad de saber que dieron felicidad compartiendo la magia que hay dentro de cada uno. Y háganlo en memoria de su más bonito recuerdo de navidad, uno nunca sabe y podrías terminar siendo el más bonito recuerdo de alguien más.
¡Feliz y mágica navidad para ustedes!
¡tilín, tilín!
Postada: Esta carta es dedicada e inspirada en todos los que de alguna manera aportan un granito de arena para hacer felices a otros en esta época, sobre todo aquellos niños que sin su ayuda no tendrían la oportunidad de vivir la navidad. Especialmente a todos los miembros de Soñar Despierto, una organización que llevo en mi corazón y a la que agradeceré por siempre haberme enseñado a vivir y ver esta época de una manera diferente.
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