Lo que se empieza se termina
- Daniela María Vargas R.
- 13 abr 2019
- 3 Min. de lectura
Mi mamá desde chiquita me enseñó que lo que se empieza se termina. Y aunque no lo apliqué con muchas manualidades, hobbies y proyectos, decidí volverlo mi lema en el amor.
Luego de una vez en la que le terminé a mi novio de tres años, por un impulso, y estaba llorando arrepentida a los 5 minutos, entendí que la enseñanza de mi mamá aplicaba en el amor y se traduce en algo así como: dé todo de usted, todo lo bueno que tenga para dar, entréguese y si aun así las cosas terminan, usted tendrá la tranquilidad de saber que no había nada más en sus manos por hacer.
Desde entonces, cuando digo estar tragada o enamorada, estoy dispuesta a todo. A entregarlo todo, cada detalle, cada palabra, cada sorpresa loca que se me ocurre, cada momento pensado con amor. Esto sobre todo cuando las cosas se tornan grises, cuando el destino juega malas pasadas, para esos momentos siempre tengo 10 cartas bajo la manga. Como tratando de discutirle a la vida y mostrándole siempre que ‘el amor es más fuerte’ aunque ahora esos lazos se hayan roto.
Sí, sí, darlo todo. Soy cursi y romántica, escribo cartas de amor y mando besos en papeles. Le pongo loción a mis regalos y dibujo corazones. Me encanta esconder noticas sorpresa y compartir poemas cursis que otros escribieron. Y aunque digan por ahí que dar tanto no es bueno, yo encuentro en ello un placer inigualable.
El problema no es dar entonces, el problema no es que no recibas lo mismo, el problema es cuando no recibes nada. Cuando lo que recibes no te corresponde y lo que das no es apreciado como se debería. El problema está en cuando la balanza se empieza a inclinar de un solo lado. Es ahí entonces cuando es más fácil perder la esperanza. Sin embargo las ganas agonizantes y golpeadas por el desinterés y el dolor que éste mismo causa, insisten en querer resistir un poquito más. Porque a veces nos parece increíble lo que aquella boca que un día dijo te amo, ahora puede decir o callar.
Es de no creer, de no querer creer, cuando nuestras manos vacías, nuestro corazón aporreado y nuestras mangas arriba indicando que no hay más qué jugarse, se encuentran con otras dispuestas a ver morir un amor entre sus dedos.
Lo que se empieza se termina, con ganas, con amor, con pasión, con cariño, porque el final no siempre es ‘adiós’, el final puede ser un resultado, una obra maestra por ejemplo; puede ser también un comienzo. No se concentre en el ‘se termina’, solo aprenda que cuando va a empezar algo es porque en ello va a entregar lo mejor de usted y va darlo todo, hasta cuando sienta que sus manos están vacías. En algunos casos también su corazón.
Ya sé, ya sé que me puse romántica y que desde el principio les dije todo lo que tenían que saber, pero aquí les va lo mas importante, así que si llegaste hasta aquí abajoo, ya termina…
Todo esto no evita que le partan el corazón. Ni le asegura encontrar el amor, porque si usted está en el lugar equivocado, jamás lo verá llegar. Tampoco quita la tusa, ni le evita llorar. Pero le prometo que después de darlo todo y ver que aún no funcionó, su alma permanecerá en calma y le mostrará cómo ‘paz’ es antónimo de ‘arrepentimiento’. Y que todo aquello que un día usted pensó o planeó con amor, siempre quedará como un recuerdo para el otro. Le prometo que le será mucho más fácil entender que ese no era el ‘one’ ni el ‘indicado’ o de pronto solo no era el tiempo, porque el día que sí sea usted nunca va a dejar de dar, sus manos nunca van a estar vacías. Y su corazón, menos.
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