Carta a San Valen... ¿Quién?
- Daniela María Vargas R.
- 11 feb 2018
- 3 Min. de lectura

Ahora sí entiendo todo el cuento del “forever alone” y me puedo sentir identificada con los memes y toda la vaina. Es que aquí en Estados Unidos el tema de San Valentín es cosa seria, uno apenas está recibiendo el año nuevo y en un abrir y cerrar de ojos lo tienen a uno en medio de un mundo de corazones, ositos de peluche y chocolates en todas las formas y sabores.
Y claro que eso no es malo, cuando tienes una pareja al lado con la cual celebrar el día y estar en la misma tónica del resto. Pero cuando estás sola, además eres la única soltera de tu grupo de amigas y no te alcanzaste a conseguir ni un “date” por Tinder para esa noche, ya no es tan divertido. Ya empiezas a mirar qué es el tal “anti- Valentine’s day” y a contactar las amigas que están en las mismas que tú… bueno o estaban, hasta donde tu sabías.
Por mi parte ya me resigné, voy a celebrarlo a mi modo: sola. Y yo digo “a mi modo”… ¿a mi modo? Como si tuviera un modo, como si fuera el cuarto o quinto que celebro, cuando en realidad es el primero y lo único que tengo en mente es aprovecharme de lo poquito bueno que le puedo sacar: primero, los chocolates todos están en descuento y no vienen en su versión normal, sino gigantes. Segundo, siempre hay maratón de chick flicks para ese día y pues son mis favoritas. Tercero, es la simple y perfecta excusa para unir los dos anteriores y no estar pensando en el gordito de más o sentirse mal por eso. O seaaa es San Valentín y lo que me estaría comiendo y tomando con mi famosísimo “date” en la cena equivale al popcorn, el helado y los chocolates que me voy a comprar yo misma.
Lo malo es que probablemente termine llorando por mi ex o por lo que sea, pero llorando, porque no soy emocionalmente resistente pero sí especialista en lagrimear por cualquier demostración afectiva en las películas. Aunque al final termine limpiándome las lágrimas mientras recojo la basura de todo lo que me comí y pensando: No te ilusiones Daniela, que eso solo pasa en las películas. Y eso, eso no me pasaría si no me hubiera puesto de muy exigente en la búsqueda de mi “date”.
En fin yo no maldigo a cupido ni nada por el estilo, pero lo que si no comparto es toda la presión que trae consigo este día. Y eso de una fiesta “anti-Valentine’s” no es tan chévere, sigues sobrando para la celebración y simplemente te unes a un grupo de gente que como tú, tampoco cupo en el grupo de parejas y relaciones perfectas.
Por eso me quedo con nuestro cursi, tradicional y divertido: “Amor y amistad” y les puede parecer que es solo “consumismo” o lo que quieran, pero por lo menos es la oportunidad para celebrar algo más que el amor y el romanticismo. La excusa para jugar “amigo secreto”, endulzarse el mes completo y terminar recibiendo un detallito que, gústele o no, es regalado. La ocasión para salir a tomarse unos traguitos con sus amigos del colegio, la universidad o la oficina y brindar por el tipo de amor que dice “te quiero amiga” y no “te amo, amor de mi vida”; porque este sí es incluyente, tanto, tanto, que usted puede terminar haciéndole el amor a la amistad. Cosa que no pasa un 14 de febrero, porque el amigo con derechos con el que usted solo se roba y no es nada serio, no es el prospecto de “date” que cabe dentro de la formalidad de San Valentín, ni la mira de la flecha de Cupido.
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